A NADIE LE IMPORTA
Por: Juan Emilio Alicea Cortés
No hay nada peor que un imbécil con iniciativa, ausencia de sentido común y enmarañado complejo de inferioridad. Este empotramiento de cualidades hace de cualquier individuo, un inepto cuadrúpedo con la habilidad de destruir cualquier organización, sin importar la excelencia de sus compañeros. Esta es la realidad en muchas de las organizaciones gubernamentales y privadas que mantienen batatas políticas en posiciones de liderazgo y poder. Esporas durmientes que no contribuyen al desarrollo del bien pero que a la menor provocación esparcen sus venenosas partículas para fastidiarle la vida a cualquier ser viviente. Sin embargo, a nadie parece importarle.
Si a usted le violaron sus derechos constitucionales, si es víctima de discrimen en su empleo, si le repugnaron en la sala de espera o nunca recibió el servicio, no se preocupe en protestar. Si su factura eléctrica subió este mes, como si usted tuviera una termonuclear en su apartamento, no intente refutar; tal medida lo llevara a desarrollar una úlcera temprana. ¿No tiene el servicio de agua por las últimas dos semanas? ¿Por qué discutir? Solo aquellos que se bañan todos los días necesitan tan preciado líquido y usted no debe de beber tanta agua. De todas formas, a nadie parece importarle.
Nuestras carreteras son embreadas con ennegrecido betún de zapato en época de elecciones. Durante el resto del cuatrienio, las vías de tránsito parecen cráteres marcianos que muy generosamente demolerán la carrocería de su automóvil. Proyectos de construcción que tomarían meses en terminar, son retrasados consecutivamente, en un intento de continuar socavando los fondos gubernamentales que usted y yo sufragamos. La transportación publica colectiva no puede ser levantada del pavimento, debido a la falta de repuestos mecánicos. Los pocos medios de transportación disponibles parecen gritar de angustia ante el constante abuso de sus servicios. Pero, a nadie parece importarle.
En un intento de ganar adeptos y engañar al pueblo, grandes pancartas son erigidas a diario, comunicando a los cuatro vientos las grandes y costosas obras comunitarias. Sus grandes tamaños abrigan la isla, informando del gran progreso y desarrollo. Más bien, parecen encubrir detrás de ellos el derroche fiscal y el bochornoso hurto de horas laborables, ignorando las verdaderas necesidades. No obstante, a nadie parece importarle.
Hacinadas salas de emergencias y largas horas de espera son la norma. Con agonía y empedernida aflicción, su premura no agilizará el proceso; conseguirle un camastro dentro de 3 días será más difícil que pintar el Morro a brocha. Con reforma en mano, finalmente encontrará su lecho hospitalario y será referido a una larga quirúrgica lista, que muy seguramente le causará la pérdida de su paciencia y salud. Aspirina y alcoholado serán los recetados mejunjes, que gracias a la vasta cubierta médica gubernamental, le aliviarán ese inocuo tumor cerebral. Como el dolor no es ajeno, a nadie parece importarle.
Exigua seguridad nacional, desmembrada economía general, decadente transportación colectiva, menesterosos servicios médicos, maltrecho sistema educativo, endeble sistema energético, anticuada distribución pluvial, inconsistente planificación urbana, corrupto procedimiento legislativo, monopolizado sistema bancario, favoritismo contractual, torcido régimen contributivo y sobrefacturación de servicios públicos, son alguno de los resultados directamente asociados a la ineficiente administración por parte de directivos y gerenciales en nuestro gobierno.
¿Por que culpar a la alta gerencia estatal por el desmadre, abandono y falta de esmero social? La culpa esta en el electorado que elige a sus líderes por sus lindas caras y vagas promesas. Fueron elegidos en castigo a pasadas administraciones sin pensar en las consecuencias de sus actos. Ante la euforia del momento y el rítmico fervor de las comparsas políticas, el pueblo sufragó su voto sin conocer a la persona que lo representaría en el alto gobierno. Votamos por colores y no por valores. Ahora esta del pueblo en hacer un cambio significativo para la isla. Pero, si usted es un fanático politizado, que sin cerebro ejecuta su voto, se queja de todo y no está en acuerdo con este artículo, usted es uno de esos que no parece importarle. ©